Mateo, mientras intenta recomponer su maltrecha vida, descubre una pequeña aldea alpujarreña abocada al olvido más absoluto. Tras un golpe de suerte inesperado, opta por retirarse al diminuto pueblo y se propone potenciar la comarca con una importante inversión financiera. Sin embargo, el generoso proyecto se encuentra con la feroz oposición del alcalde del lugar. Entre la comedia y la sátira, San Mateo del Romeral nos presenta unos personajes que bien pudieran protagonizar películas de Berlanga o José Luis Cuerda, pero que, desafortunadamente, están bien presentes en las crónicas de prensa diarias.