El pensamiento de Francisco Ayala es, sin duda, un pensamiento 'vivo'. En palabras del autor de esta obra, son innegables "la importancia, complejidad y permanencia de un pensamiento que sigue interpelándonos y suministrándonos claves para ordenarnos con respecto a nuetro tiempo histórico. De ahí su vigencia, aunque hunda sus raíces en las tan lejanas como culturalmente doradas primeras décadas del siglo XX".